miércoles, 7 de septiembre de 2011

LA IMPORTANCIA DE LOS ABUELOS

Los hijos no solo cambian la vida de los padres, sino también la de los abuelos. Muchos matrimonios recurren a sus padres para atender, cuidar, educar y acoger a los pequeños de la casa, lo que hace cambiar las relaciones familiares.

Los abuelos ya no son esas personas mayores a los que ir a visitar los domingos o el verano y que mimaban a los nietos. Ahora son los SUPERABUELOS que los cuidan por la noche, los llevan y recogen del colegio, les dan de comer y de paso les educan. Se han convertido en un eje fundamental de las familias sobre los que se sustenta el entramado sobre el que muchos padres hacen equilibrios para ajustar su vida laboral y familiar.

Esto hace que los abuelos, en lugar de disfrutar de una apacible jubilación, se vean inmersos en la dura, cansada, a veces ingrata y a veces reconfortante tarea de hacerse cargo de niños pequeños. Las repercusiones de asumir estas obligaciones y enfrentarse a agotadoras jornadas, son muy complicadas.

Cuando los abuelos se hacen cargo de los nietos, las relaciones entre las tres generaciones cambian respecto a lo que había sido habitual durante siglos y aunque la mayoría de las veces es para bien, a veces surgen problemas por la forma en que cada uno asume su nuevo papel. Como en otras tantas situaciones, el diálogo, el establecer reglas del juego y la paciencia y mano izquierda son las mejores formas de prevenir conflictos naturales.

Hay que subrayar que en general los abuelos asumen encantados su nuevo papel, ya que lo toman como una nueva oportunidad que les da la vida; en lugar de trastos viejos e inservibles, se sienten útiles y los niños les hacen recuperar una juventud ya lejana y el contacto con una nueva generación les hace 'mantenerse en forma'.

Otros, sin embargo, aceptan la nueva situación sólo por ayudar a sus hijos, ya que saben que de otra forma no podrían trabajar. Por último, hay abuelos que ante esta situación reaccionan recordando que ello ya han educado a sus hijos y reconocen que no tienen salud ni fuerzas para el esfuerzo que supone cuidar a un niño pequeño.

Las tres opciones merecen ser respetadas y ningún adulto tiene derecho a obligar a sus propios padres o suegros para que cuiden a sus hijos. Por su parte los abuelos deben saber decir 'no' cuando sientan que les superan las tareas, ya que una cosa es echar una mano y otra muy diferente cargar con una responsabilidad que no les corresponde, y no suele dar buenos resultados si no se hace convencido y con ilusión.

Es cierto que muchos padres 'abusan' de los mayores sin ser conscientes de su verdadera situación emocional y física. Por ello, antes de dejar a los niños al cuidado de otras manos o antes de hacerse cargo de pequeños cuando hace años que no cambias pañales o corres detrás de un niño en bici, hay que barajar todas las circunstancias y ver el carácter de todos los agentes coeducadores de este nuevo modelo familiar. 

Experiencia enriquecedora
Al margen de si es una imposición o un placer para los mayores, que abuelos y nietos pasen tiempo juntos puede ser una experiencia muy enriquecedora para ambas generaciones. Los niños aportan frescura, curiosidad, espontaneidad afectiva y vitalidad y los mayores serenidad y un punto de vista más reflexivo.

Y es que en la mayoría de las ocasiones, los problemas o tensiones no se producen entre abuelos y nietos. Cuando un padre delega el cuidado de su hijo en sus propios padres o en sus suegros, debe respetar la forma de actuar de éstos. Al pasar mucho tiempo con los niños los abuelos educan y su modelo es personal aunque difiera en las formas del de los padres. 

Por ello, es importante que entre las tres generaciones se dé una relación de respeto, cariño y equilibrio. Así, los padres deben entender que cuando el niño  está con sus abuelos, éstos son los que ponen las normas, y los mayores deben intentar educar manteniendo la misma linea que tiene el menor en su propia casa, para que el niño no se sienta desconcertado por la contradicción.

Para que la relaciín de las tres generaciones sea buena, no olvides...

Abuelos: Comentar con los padres las normas y rutinas familiares. Respetar las formas de educar de sus hijos, o de su yerno o nuera, aunque lo hagan con su propio estilo.
No criticar o dar consejos a los padres, intentando que eduquen a los nietos como a ti te gustaría.

Padres: Confiad en ellos, ya han criado a unos hijos, sabrán criar a unos nietos. No busquéis rivalidades absurdas con preguntas del tipo ¿me has echado de menos?. Tener muy claro el rol que desempeña cada uno. Educador responsable, coeducador.


Isabel

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