domingo, 22 de enero de 2012

El miedo a la oscuridad (Nictofobia)



Muchos padres se sorprenden cuando su hijo empieza a reclamar la luz del pasillo encendida o desea que la lamparita de su habitación, cercana a la cuna con luz tenue, también permanezca encendida. Antes, en los primeros meses de vida, el bebé dormía a oscuras; pero ahora, alrededor del año y medio, el niño identifica el momento del sueño con la separación de sus papás, especialmente en periodos largos, como es el de la noche.

¿Qué significa para el niño el miedo a la oscuridad?
El miedo a la oscuridad se puede traducir como el miedo a quedarse sola, a quedarse aislado muchas horas. Este tipo de miedo es pasajero e irá desapareciendo a medida que el pequeño aprenda a ubicarse en su habitación. Es importante enseñarle puntos de referencia que permanezcan iluminados, como por ejemplo, la luz del pasillo un poco abierta. A medida que vaya creciendo, aprenderá a reconocer los ruidos y los silencios de la casa y sus temores irán desapareciendo.

¿Cómo actuamos? Recomendaciones
Sería conveniente preguntarnos:
  • ¿Tiene nuestro hijo miedo a la oscuridad?
  • ¿Qué puede ser lo que provoca el miedo a la oscuridad del niño?
  • ¿Qué hacemos hoy por hoy para eliminar el miedo a la oscuridad del niño?
  • ¿Qué tipo de iluminación necesita el niño para poder dormir?
  • ¿Qué intensidad tiene es iluminación?
Siguiendo las indicaciones de Antonio Vallés Arándiga en su libro El niño con miedos. Cómo ayudarle de Editorial Marfil, encontramos diferentes modalidades de nictofobia (miedo a la oscuridad).

En muchos casos, el niño asocia el cese de su llanto con la luz que enciende su madre cuando llega a la habitación y su situación de miedo con la oscuridad en que se encuentra. Convendría preguntarse si lo que ocurre habitualmente es que nosotros encendemos la luz en el momento de consolar al niño cuando llora, si el resto  de la familia también actúa así o si es el propio niño quien la enciende. Las soluciones que el autor mencionado propone para este caso son, entre otras, no encender la luz al entrar a la habitación del niño y sentarse junto a él calmándolo a oscuras; una vez que esté tranquilo encenderemos la luz. 

En otras ocasiones el niño necesita para dormir que la persiana de la ventana esté ligeramente levantada para tener algo de claridad. Convendría preguntarse si lo que ocurre habitualmente es que nosotros dejamos bastante subida la persiana para que entre mucha luz a la habitación; la solución que propone el autor es bajar gradualmente la persiana cada noche para acostumbrar al niño a tolerar dormir con menos luz hasta llegar a la oscuridad.

A veces el niño necesita la luz del pasillo que entra en su habitación para poder dormir. Puede ocurrir que dejemos la puerta demasiado abierta para que la habitación tenga mucha claridad; la solución pasaría por ir cerrando gradualmente la puerta cada noche, un poco cada vez, hasta que el niño sea capaz de tolerar la oscuridad.

Otras veces el niño necesita dormir utilizando una pequeña lamparita en su mesita de noche con luz graduable; la solución pasa por actuar de modo similar a los casos anteriores, reduciendo paulatinamente la intensidad de la luz.

Para concretar, muchos niños experimentan ansiedad cuando llega la hora de dormir. Conductas como pedir agua, llamar a los papás para hacer comentarios de contenido evidente, tener la luz encendida, tener la persiana levantada... suelen ser reiterativas e incluso exageradas.

En ningún caso se debe regañar, ni castigar el comportamiento de miedo del niño; tampoco debemos obligarle a estar en sitios a oscuras para que 'aprenda', sino todo lo contrario. Se debe premiar cualquier aproximación o indicativo de mejora mediante registros de superación; por ejemplo si se reduce el número de veces que pide agua o que hace preguntas absurdas o comentarios para no sentirse aislado.

Los juegos y los dibujos no pueden ayudar a que el niño plasme su sensación de temor de forma positiva ya que si él se siente protagonista o héroe que vence a la oscuridad, después, cuando llegue el momento del sueño, podremos recordárselo; si se dibuja librando una batalla contra la oscuridad en la que resulta ganador podremos colgar el dibujo en su habitación para que lo recuerde en el momento de dormir. En definitiva son pequeñas recetas útiles en el día a día.

Escrito por Ana Roa Garcia,
psicopedagoga y profesora especialista en EI.
Artículo de la revista 'Maestra Infantil'


Isabel

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