domingo, 31 de enero de 2016

Alimentación y nutrición en la infancia

Artículo escrito por el Dr. Alberto E. J. Corrillos, médico, educador para la salud, escritor, conferencista y comunicador social, para la revista Maestra Infantil en Noviembre de 2008.


Controlar la alimentación no es malcriar a niñas y niños
Las abuelas creían que un niño Delgado era especialmente vulnerable a enfermedades e infecciones. Vacunas y antibióticos hoy echan por tierra esa excusa para criar niñas y niños gordos, y además está demostrado que un peso normal favorece un peso saludable en el futuro.

Aún así ¿y si un niño o niña tiene sobrepeso y parece encaminarse hacia la obesidad? Las estadísticas avalan la preocupación: en Estados Unidos un 15% de los niños a partir de 6 años tiene sobrepeso, y otro 15% se encamina en esa dirección.

Por nuestra parte, España es el cuarto país de la Unión Europea con mayor número de niños con sobrepeso, con un 16'1% entre los 6 y 12 años. Hace tan solo cinco años presentábamos un 5% de menores obesos.

Para obtener una aproximación (nunca exacta) del peso adecuado para un niño entre 2 y 5 años hay que multiplicar la edad en años por 2 más 8. 

Las patologías relacionadas con este problema alcanzan un 7% del gasto sanitario total, lo que en España representa unos 3.000 millones de euros anuales. 

Por todo esto, desde diversos organismos se ha dado la voz de alarma ante tan grave problema. En 2005 se presentó  en el Ministerio de Sanidad y Consumo la estrategia NAOS (para la prevención de la obesidad y el fomento de la actividad física, y para sensibilizar a la población del problema).

Los centros educativos son los lugares idóneos para volver de nuevo a nuestra dieta mediterránea, fuente de salud y bienestar.

Es cierto que la herencia genética cumple un importante papel en muchas familias, pero en la mayor parte de los casos de niños y niñas con sobrepeso, la causa fundamental del problema es el ambiente. Incluso la predisposición a unos kilos de más no necesariamente es definitoria; la verdad es que, sin un medio propicio, los genes no se expresan.

¡Cómo ayudar a un niño/a que ya tiene sobrepeso a crecer dentro del peso que le corresponde? Los niños y niñas con sobrepeso no deben 'hacer dieta para adelgazar', ya que esto podría comprometer su nutrición y su crecimiento normal. 

Tampoco se debe colocar la atención en el peso por encima del amor, la aceptación y la apreciación de los talentos y logros del niño/a.

Aprender a comer lo justo

Los padres controlan la alimentación de los niños desde que nacen. Sin embargo, muchos adultos no perciben en que alta medida son responsables de varios aspectos y significados de la alimentación.

¿Cuánto comer? Niñas y niños deben aprender a comer en respuesta al hambre y dejar de comer cuando estén satisfechos. Los adultos que los incitan repetidamente a comer cuando no tienen hambre, a comer 'un poco más' o a 'limpiar el plato', les enseñan. Aja ignorar él hambre y la saciedad como señales naturales del organismo para comer y detenerse. 

Por otra parte, cuando el acto de comer se le imprimen valores, se está creando el campo propicio para los problemas. Así, algunos niños/as aprenden de sus abuelos y padres a asociar la comida con la aceptación y el amor.

La cantidad de alimento es un factor importante. Se sabe que niñas y niños comen más cuando les sirven mayor cantidad de comida. Es mejor servir pequeñas cantidades de alimento y ofrecer una cantidad aún más pequeña si El Niño desea repetir. 

¿Cuándo comer? Hacer comidas en forma y horarios regulares es muy importante porque permite que niñas y niños sientan el apetito y aprendan a satisfacerlo con alimentos saludables.

Por lo menos, una comida familiar al día es de gran ayuda. Si no se puede establecer una comida familiar diaria, conviene organizar una o más durante el fin de semana. 

¿Dónde comer? Es importante que todas las bebidas y alimentos se consuman sentados a la mesa, no frente al televisor o el ordenador.

LAs comidas e os Centros Educativos suelen tener bastante grasa. Y cada vez más Centros colocan máquinas expendedoras de refrescos. Los padres deben poner atención y controlar los menús de los Centros, e insistir en que se hagan cambios positivos para que sus hijos consuman alimentos saludables.

¿Qué comer? Corresponde a los padres proporcionar los alimentos y hacer una elección razonablemente saludable. Si la casa está abarrotada de galletitas, chocolate, caramelos, patatas fritas, refrescos y helados, eso es lo que El Niño y niña querrán. Lo conveniente es mantener una provisión regular de frutas, ensalada de frutas, hortalizas cortadas en bastones, aderezos bajos en grasas, lácteos semidesnatados. 

Niñas y niños aprenden a disfrutar de las comidas que se acostumbran a comer. El énfasis debe ponerse en alimentos saludables, frutas y hortalizas, pescado, carnes con poca grasa, pollo sin piel, productos lácteos bajos en grasas  o desnatados, panes y cereales integrales. 

Cuando tienen sed es mejor darles agua, leche o zumo de frutas naturales que. Refrescos o zumos comerciales. 

No se debe prohibir ningún lamento, excepto por razones de salud, como el caso de diabetes o intolerancia al gluten. Una golosina o alimento con grasa se pueden incluir de vez en cuando o incluso todos los días si las cantidades son razonables.

Si un alimento que El Niño disfruta, como las golosinas, patatas fritas o helado, se prohíbe totalmente, se vuelve más deseable y El Niño puede comenzar a ingerirlo cada vez que los padres no estén presentes. Asimismo, usar estos alimentos como recompensa también promueve más el deseo.

No es conveniente preocuparse en exceso por cuanta tarta, golosinas, helado o refrescos consume un niño con sobrepeso en una fiesta, ya que se trata de una ocasión especial. En general, es poco sabio prohibir alimentos a un niño esgrimiendo la razón del exceso de peso: la restricción siempre conduce al exceso en la oportunidad siguiente.

Menos tele, más deporte

Hoy, niñas y niños cada vez hacen menos actividad física, tanto en la escuela como fuera de ella. Y por cada hora de ejercicio físico que realizan, el riesgo de obesidad disminuye un 10%. 
Es un derecho de los padres insistir en que los centros educativos promuevan más actividades deportivas. También es clave restringir las horas que niñas y niños pasan frente al televisor y el ordenador, y cambiarlas por la bicicleta, los juegos en el parque o la práctica e algún deporte.
No parece buena medida colocar un televisor en las habitaciones de niñas y niños, a menos que respeten un cronograma establecido por los padres para ver la televisión. Hay una relación directa entre el peso y la cantidad de tiempo que ven la televisión y juegan  con el ordenador: por cada hora, el riesgo de obesidad del niño aumenta en un 12%.







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