domingo, 29 de enero de 2017

SHANTALA, un arte tradicional, el masaje de los niños

SHANTALA
Un arte tradicional, el masaje de los niños.
Frederick Leboyer

Sentándose en el suelo con las piernas estiradas, se coloca al niño directamente sobre ellas siempre mirándole y hablándole en silencio, con los ojos, con las manos. Esto ayudará a la concentración.

EL PECHO

  • Manos en el pecho del niño. Separarlas siguiendo la dirección de las costillas. Vuelven al punto de partida y retornan a los costados.
  • Partiendo del flanco izquierdo del bebé la mano derecha sube hacia el hombro derecho y viceversa. Una después de la otra, como cruzando el pecho.

LOS BRAZOS

Niño sobre el costado derecho:
  • Se toma el brazo con la mano izquierda y la derecha lo recorre desde el hombro formando un brazalete con el índice y el pulgar y seguido del resto de los dedos. Una vez que llega arriba se intercambian las manos.
  • Las dos manos ahora trabajan juntas pero en sentido opuesto. Una bajo la otra formando brazaletes van subiendo hacia la mano. Al hacerlo  las dos manos ejecutan un cierto movimientos de torsión, en sentido opuesto como si retorciesen.
          MANO: Los pulgares masajean la palma yendo desde la base de la mano hacia los dedos.        
          Después se toman los dedos que simplemente se doblan como si se hiciese correr la sangre    
          desde la palma hacia las puntas.

Vuelto sobre el otro costado se hará lo mismo.

EL VIENTRE

  • Partiendo de la base del pecho, donde se abren las costillas, descienden hacia la parte baja del vientre. Perpendiculares al cuerpo del bebé y trabajando planas se suceden como olas, como si vaciaran el cuerpecito.
  • La mano izquierda toma los pies del bebé y mantiene las piernas alargadas y verticales. El antebrazo derecho sigue masajeando el vientre de arriba a abajo.
LAS PIERNAS

  • Al igual que con los brazos, las manos a modo de brazaletes van subiendo hacia el pie del niño.
  • Movimiento de torsión desde la base de la pierna hasta el pie. Talón..., tobillo..., esenciales.
  • Masajear el pie, primero con los pulgares, después  con toda la palma de la mano.
  • Una vez acabado con una de las piernas, pasar a la otra.
LA ESPALDA

Es el tiempo esencial. Se le coloca ahora transversalmente sobre las piernas y boica abajo.

Primer tiempo: a través de la espalda.
  • Las manos sobre la espalda, a la altura de los hombros (es decir, a la izquierda). Se adelantan, una después de la otra, en un continuo vaivén. Al mismo tiempo se van desplazando poco a poco transversalmente hacia la derecha. De modo que hemos recorrido los omóplatos, la espalda, los riñones y las nalgas. De nuevo volvemos hacia la izquierda, a la derecha... como olas.
Segundo tiempo: a lo largo de la espalda.
  • Ahora solo trabajará la mano izquierda. Simplemente recorrerá, bien plana, la espalda del niño, descendiendo desde la nuca hasta las nalgas, una y otra vez. Siempre con fuerza y extremada lentitud. La mano derecha se ocupará de retener sólidamente las nalgas oponiéndose al empuje de la otra mano.
Tercer tiempo: a lo largo de la espalda hasta los pies.
  • Igual que el movimiento anterior pero descendiendo hasta los talones. La mano derecha ahora sujeta los pies y mantiene las piernas estiradas.
LA CARA
  • Comenzamos por masajear la frente. Las puntas de los dedos, comenzando desde el centro de la frente se desplazan hacia afuera, bordeando la parte superior de las cejas. Así vuelven al medio y vuelven a empezar. Cada vez van un poco más lejos y llegan a contonear el ojo a lo largo de las mejillas.
  • Las comisuras de la nariz: Aplicamos ligeramente los pulgares sobre los ojos cerrados del niño y partiendo de allí siguen los bordes externos de la nariz dirigiéndose hacia las comisuras de la boca, deteniéndose en la parte inferior de las mejillas.
FIN

Los tres ejercicios que realizaremos a continuación culminan y perfeccionan este trabajo.
  • Tomamos las dos manos del niño y hacemos que se crucen los brazos sobre el pecho. Volvemos a abrir y cerrar. De este modo liberamos la caja torácica y la respiración superior, y eliminamos cualquier tensión en la espalda.
  • Tomamos un pie y lo cruzamos con el brazo opuesto. Es decir, el pie tocará el hombro y la mano la nalga del otro costado. Abrimos, cerramos, igual con el otro. De este modo la columna sufre una inclinación y una torsión sobre su eje y le liberamos de posibles tensiones.
  • PADMASANA: Ahora, el loto. Se toman los pies del niño y se hace que las dos piernas se crucen llevándolas hacia el vientre. Después hacia fuera, se abre, y a la posición de partida. Luego otra vez cerrar, abrir...
Y con esto se ha clausurado la sesión. Se necesita mucha destreza, mucha sensibilidad y paciencia. Aliar ligereza y firmeza.

Terminado el masaje es el momento perfecto para el baño. No se trata de una limpieza sino de bienestar. 


Copiado de manual encontrado en internet. 
Desconozco autor.