Experimentar
con frutos en el 0-3
Salut Corsa
Aula de Infantil Num. 52, noviembre- Diciembre 2009
En la Escuela
Infantil de primer ciclo, niños y niñas empiezan a explorar, conocer y
experimentar con frutos, relacionándolos con los alimentos, con su procedencia
y con la realidad del huerto que tenemos en el patio. Dentro y fuera de la
escuela, nos proponemos crear contextos ricos, vivos y estimulantes a fin de
que se conviertan en auténticos entornos de aprendizaje.
Los frutos ofrecen muchas posibilidades manipulativas y
sensoriales:
·
Estimulan el conocimiento de los sabores,
colores, formas, pesos y texturas.
- Hacen posible la exploración, la manipulación, la observación, la experimentación, para llegar a la clasificación, la comparación…
- Despiertan la curiosidad y fomentan el planteamiento de preguntas.
- Permiten ver procesos de cambio.
- Contextualizan muchas actividades diarias.
Objetivos:
El objetivo es dar respuesta a la curiosidad y el interés
que tienen los niños por comprender lo que sucede a su alrededor,
relacionándolo con su cotidianidad, y ejercitar habilidades que favorezcan la
construcción de conocimiento.
Dentro y fuera de la escuela, nos proponemos crear contextos
ricos, vivos y estimulantes a fin de que se conviertan en auténticos entornos
de aprendizaje.
Queremos que los niños y niñas consigan:
- Desarrollar capacidades para ser competentes a medida que lo permita su madurez.
- Aprender a descubrir, observar y explorar el entorno próximo
- Disfrutar de la riqueza de formas, colores, olores y sabores que proporcionan los frutos.
- Expresar con diferentes lenguajes los descubrimientos realizados y compartidos.
Por eso se lleva a cabo un trabajo progresivo a lo largo del
curso en el que cada grupo de niños, según su edad, adecua el juego a sus
posibilidades cognitivas, motrices y comunicativas.
Actividades
El primer año de vida ofrecemos a los niños sentados en la
alfombra una cesta con frutos. Ante los ojos de los niños se abre un universo
que les permite: chupar, mirar, tocar, percibir olores… Y todo ello preguntándose:
¿Qué es esto? Se trata de una experiencia que, además, estimula el movimiento.
La captación de sensaciones que realizan los sentidos provoca sorpresa y
extrañeza, y aportan a los niños información y conocimiento sobre sí mismos y
sobre el mundo. Con una mirada, comparten con la maestra sus descubrimientos, y
ésta disfruta a su lado siguiendo el desarrollo de la actividad.
El segundo año de vida proponemos a los niños y niñas abrir
la caja que, semanalmente, llega de la verdulería y preparar el desayuno elaborando zumo de naranja o
pelando algunas frutas. En torno a la caja surgen preguntas como: ¿Qué puedo
hacer con esto?, ¿Qué pasaría si…? LA curiosidad lleva a los niños a explorar,
hacer interacciones, reconocer propiedades, características de cada fruto y
acercarse a la diversidad. Después de la exploración libre, los niños pueden
clasificar los frutos poniéndolos en la cesta correspondiente y decidir que
fruta quieren probar. También pueden pelar plátanos o mandarinas, desgranar
uvas, quitar el pedúnculo a las fresas y cerezas y hacer zumo de naranja con
los exprimidores.
El tercer año de vida haremos actividades en torno al huerto
del patio, donde plantamos, sembramos, regamos y recolectamos. Son actividades
encaminadas a saber de donde salen las plantas, y a observar su crecimiento y
que producen (flores y frutos).
Nada interesa más a
los niños y niñas que la vida, por eso el huerto es valioso a la hora de
descubrirla. Desgranar judías, habas o guisantes posibilita hacerse preguntas e
identificar propiedades de las semillas. La maestra organiza sus
descubrimientos, comenzando así a construir el modelo de ser vivo. En esta
etapa, la aparición del lenguaje verbal permite denominar con precisión las observaciones,
despertándoles la actitud investigadora. El uso de todos los lenguajes y de
diferentes modelos de representaciones enriquece la propuesta y ayuda a crear
redes conceptuales.
Las familias participan en actividades como la realización
de talleres de panellets, empanadas de espinaca y calabaza, coca de recapte
(torta de cebolla, tomate, pimientos asados con sardinas, butifarra o panceta),
y saliendo a visitar un huerto ecológico en diferentes épocas del año. Su
implicación complementa y optimiza el proceso de desarrollo de sus hijos e
hijas.
A modo de conclusión
En las primeras edades, el pensamiento va unido a la acción
y los saberes se expresan, como sostiene Magaluzzi, con cien lenguajes. Por eso
basamos la acción educativa en el respeto y en el diálogo, utilizando el hacer,
el pensar y el comunicar.
Se plantea la experimentación como una actividad compartida.
El aprendizaje entre iguales favorece la evolución de las ideas de los niños y
el hecho de emocionarse juntos con los nuevos descubrimientos.
La maestra escucha, acompaña dando seguridad y confianza
para que los niños actúen de manera autónoma, e interviene haciendo preguntas
abiertas que, a su vez, generan otras preguntas. Todo ello constituye un reto
que apasiona y emociona: ayudar a los niños y niñas a ser competentes para
vivir, aprender, escuchar y comunicar.